El 2021 recién comienza y difícilmente se pueda poner el foco en lo que viene sin evaluar los impactos de la pandemia. Todos los ámbitos sufrieron en mayor o menor medida los golpes del aislamiento y del coronavirus. Sin embargo, en un año electoral y ante una economía golpeada, se imponen el logro de acuerdos y consensos en todos los sectores para comenzar con una reconstrucción que sea sostenible en el tiempo. Cabe destacar el compromiso del gremio con sus afiliados y con la sociedad toda, basándose en la solidaridad, con acciones que van de la mano con esas convicciones.
Tenemos que dejar las diferencias de lado para poder generar espacios sólidos y unificados que coincidan en la defensa de la clase trabajadora. Así como se pudo construir un Frente de Todos para poder llegar al gobierno, creo que esa construcción debe seguir día a día, teniendo como base el diálogo y el respeto.
Sucede que con la pandemia todo el arco del movimiento obrero fue muy contenedor de sus masas, entendiendo que Argentina atravesaba una situación muy difícil. Es por eso que en este momento de reconstrucción, es legítimo el reclamo de los trabajadores, que hoy deben ser escuchados por el poder político.
Como sindicato no somos ajenos al contexto, pero hemos sacado lo mejor de nuestra parte para los afiliados, jubilados y pensionados. No solo nos enfocamos en la cuestión paritaria o de las condiciones de trabajo en general, sino que tuvimos una visión amplia y de cercanía. Por eso establecimos una campaña de vacunación intensiva casa por casa, en lo que se constituyó en un hecho inédito para un sindicato en Argentina.
Desde que Alberto Botto asumió la conducción de nuestro gremio fue muy claro: Luz y Fuerza no debía ser solo un sindicato que mirara nada más que a sus afiliados, por supuesto que siempre son nuestra prioridad, pero decidimos dar un paso más con una mirada hacia la sociedad, colaborando con comedores y en muchos barrios donde el Estado muchas veces no llega. Es momento de tender puentes y así lo seguiremos haciendo.